Dionisio Redondo con la carta de Elcano y la copia del mapa que Magallanes presentó a Carlos I – Raúl Doblado
Entre 2019 y 2022 se conmemora el quinto centenario de la primera vuelta al Mundo. Un periodo en el que el editor Dionisio Redondo está realizando su particular circunnavegación editorial con la publicación de una réplica de los grandes documentos del viaje. Con ellos se puede «palpar» la gran gesta e indagar la intrahistoria de sus protagonistas. «Queremos recuperar la emoción de esos días», afirma. En la primera obra de este proyecto de Taberna Libraria se reproducen, por ejemplo, las cartas autógrafas conservadas de Magallanes y de Elcano. «Está la única misiva existente firmada del puño y la letra de Elcano, donde el marino pide merced al Rey por los favores realizados y solicita ser nombrado Caballero de la Orden de Santiago para ponerse a la misma altura que Magallanes… Carlos I lo deniega por no ser de un linaje nobiliario, aunque sí le asigna una renta anual vitalicia».
Reproduce también el portulano de Jorge Reinel que custodia la Biblioteca Nacional de Francia. Lo había elaborado este cartógrafo portugués para persuadir al Rey de que las Molucas, en base al Tratado de Tordesillas, pertenecían a jurisdicción española. Este mapamundi vivió su propia peripecia, ya que el original desapareció en un bombardeo en la II Guerra Mundial, «aunque el artista alemán Otto Progel lo copió en el siglo XIX, y gracias a ello se conserva en París».
La segunda obra de Taberna Libraria es «Las Viandas de la Mayor Aventura», dirigida por Antonio Sánchez de Mora, documentalista en el Archivo de Indias. Ahí está el registro de las bodegas de las naos, que muestran la difusión de los alimentos andaluces en el siglo XVI. «Se embarcaron bizcochos de pan horneados en Sevilla, se adquirieron vacas en Sanlúcar, cazones y sardinas de puertos como Cádiz o Ayamonte; boquerones en salazón elaborados en Málaga o tocino ibérico de la sierra norte, garbanzos de Trebujena, arroz del bajo valle del Guadalquivir, vino de Jerez o vinagre de Moguer, sin olvidar el aceite de oliva andaluz», recuerda el análisis de Sánchez de Mora. La expedición —inmensamente más larga de lo esperado— pasó un hambre atroz. «Cuando llegaron a las Filipinas, moribundos y exhaustos, prepararon los ingredientes de la isla utilizando la tradición de la cocina andaluza, creando así una de las primeras experiencias de fusión gastronómica entre el sudeste asiático y Andalucía».
La botica de la naos
El tercer proyecto de Dionisio Redondo saldrá en los próximos meses y estará centrado en la botica de las naos. «Los catedráticos de Farmacia que han estudiado los documentos han averiguado que hubo en Sevilla un boticario, Juan Bernal, que proveyó a esta expedición y a todas las naos que salían desde la ciudad… Fue un ávido y eficaz suministrador de medicinas». El listado de la botica demuestra que «los miembros de la tripulación eran unos valientes, porque se enfrentaban a multitud de penalidades con muy pocos remedios para hacerles frente». Los marinos solían perecer de escorbuto por falta de vitamina C, y «la Nao Victoria venía a su regreso cargada de clavo, muy rico en esa vitamina, con lo cual tenían la solución muy cerca aunque no lo sabían». Redondo sostiene que «la organización de la botica o de los alimentos son historias transversales del día a día de la expedición y de la realidad a la que se enfrentaba la marinería».
Una de las últimas etapas del «corpus bibliográfico» sobre la primera circunnavegación será la publicación de dos importantes piezas cartográficas del primer cuarto del siglo XVI, custodiadas en prestigiosas bibliotecas italianas, que demuestran que la expedición de Magallanes cambió por completo la cartografía de la Tierra. En una de ellas se representa por vez primera el «Estrecho de Todos los Santos» (hoy de Magallanes) así como con gran veracidad la distancia entre dicho estrecho y Asia. En la otra el nuevo territorio explorado del meridiano oriental o antimeridiano, situando las islas de la Especiería en la parte española. Para Dionisio Redondo, la fidedigna reproducción de todos estos documentos celosamente custodiados en distintos archivos es una exigencia de la era digital. «En un momento en el que la información se transmite masivamente por Internet, la edición tiene que aportar un valor añadido y ofrecer experiencias diferentes». La Monarquía Hispánica y su compleja burocracia documentó su larga historia y con estas obras «se seleccionan joyas que no deben permanecer ocultas», concluye.